"Decir que un individuo o un grupo es de medio pelo implica señalar una posición equívoca en la sociedad ; la posición forzada de quien trata de aparentar un status superior al que en realidad posee. Con lo dicho está claro que la expresión tiene un valor históricamente variable según la composición de la sociedad donde se aplica"
Arturo Jauretche



sábado, 10 de julio de 2010

“Todo está manchado con sangre”

BEATRIZ PAGLIERI, DIRECTORA DEL ESTADO EN PAPEL PRENSA


Por primera vez, habla la mujer que está poniendo en jaque al Grupo Clarín. Cuenta cómo compran por debajo del costo y esconden información.
Por Graciela Moreno


Después de muchos años de inacción, el Estado Nacional decidió ejercer firmemente su posición como socio minoritario de Papel Prensa, la mayor empresa fabricante de papel de diario de la Argentina. Con un 27,46 por ciento de acciones, sumado a un 0,6 de Télam residual, el Estado debe enfrentarse con la mayoría accionaria de Clarín y La Nación, conformada gracias a los oscuros años de la dictadura militar. En agosto del año pasado, la economista Beatriz Paglieri, responsable del cambio de medición del IPC en el Indec, fue nombrada como directora titular en representación del Estado. Recién pudo asumir el cargo casi tres meses después, el 27 de octubre. Hoy es la única mujer que integra el directorio y su tarea es cumplir estrictamente las órdenes que le dio la Presidenta: lograr que un insumo básico para los diarios, que representa el 40 por ciento de su costo total, esté disponible para todos y bajo las mismas condiciones de venta. Y en una próxima etapa, hacer las inversiones necesarias para que Papel Prensa funcione al máximo de su capacidad instalada. Por primera vez, Beatriz Paglieri acepta hablar y cuenta desde las entrañas mismas de Papel Prensa cómo se gestó uno de los mayores negocios que permitió el veloz crecimiento del Grupo Clarín.


Con más de treinta años como funcionaria en el Ministerio de Economía, Paglieri sabe que su tarea es casi titánica. Pero tiene experiencia. Actualmente es además vocal del directorio de la comisión nacional de Comercio Exterior, donde se determina el daño a la industria argentina por situaciones de competencia desleal, ya sea por dumping o subsidios en países de origen. Alterna sus tareas con la oficina que tiene en el cuarto piso de Papel Prensa, empresa que facturó 350 millones de pesos el año pasado. Los números de este gigante no dejan dudas. El control del manejo del papel de los diarios argentinos es absoluto.


La demanda total de papel de diario para el mercado local es de 260.000 toneladas anuales. Sólo Papel Prensa produce en promedio 170.000 toneladas. Mientras Papel Tucumán, su más cercano competidor, apenas fabrica 20.000 toneladas. Lo ilógico es que Papel Prensa tiene una capacidad de producción de 200.000 toneladas anuales, y por ejemplo en el 2009 apenas fabricó 158.000 toneladas, trabajando al 79 por ciento de la capacidad de producción de su planta. Si a esto se suma que sólo el Grupo Clarín y sus medios relacionados se apoderaron en el 2009 de 88.000 toneladas, lo que representa el 53 por ciento del papel, lo que implicó además una reducción del stock del 9 por ciento, la relación es más que ventajosa. Mientras La Nación y sus medios vinculados adquirieron 30.000 toneladas, un promedio del 30 por ciento de lo que fabrica Papel Prensa. Y sólo vende, con suerte, entre un 27 y un 30 por ciento a los medios independientes que no tienen el privilegio de integrar la sociedad. El año pasado las empresas no relacionadas sólo accedieron a 49.000 toneladas anuales, obviamente a un precio superior.


El resto de los medios, a los que Papel Prensa no les vende, no tienen otra alternativa que importar el papel de Chile o Rusia a valores que en promedio son un 50 por ciento más caros que el precio de venta al público que ofrece Papel Prensa (hoy a 620 dólares la tonelada). “Los grandes damnificados son los que deben importar papel. Esa es la gran apropiación; al comprar en condiciones de privilegio, Clarín y La Nación tienen una ventaja competitiva que les permite quedarse con todo el mercado”, explica Beatriz Paglieri, sentada en su oficina de la Secretaria de Comercio, con un cuadro de Evita de fondo y un pingüino de peluche en su escritorio.


Se toma un respiro y arremete: “Primero se quedaron con la propiedad de Papel Prensa y en los ’90 se consolidaron quedándose con diarios. Por eso unos crecieron exponencialmente y otros desaparecieron. Clarín creció porque se adueñó del papel”.


Aunque no es fácil para Paglieri que le suministren información fidedigna, ya comienza a desempolvar números que hasta ahora nadie controlaba. “No hemos accedido a información de base, pero sólo accediendo a los balances y un informe de la sindicatura, uno de los órganos de la sociedad, se ha demostrado que en el 2009 las empresas relacionadas compraron papel por debajo del costo de producción en tres de los cuatro trimestres. Además, no producen con la escala que pueden producir. Su estrategia productiva está diseñada en función de sus necesidades, no en la necesidad de abastecimiento del país”, denuncia.


¿Cuál es la información que desde Papel Prensa se le niega al Estado?


–Nos niegan información básica, por ejemplo cuáles son las personas que trabajan en la empresa, su nombre y apellido, cuánto cobran, qué roles cumplen... no nos dan nada. Sólo sabemos que un 50 por ciento del personal tiene roles productivos y el resto, no productivos. Eso es un costo enorme inentendible. Hay figuras muy familiares entre quienes aparecen en las gerencias. No nos sirve acceder sólo a los balances. En una de las investigaciones, analizamos que habría sobreprecios en la compra de insumos. Necesitamos revisar todo, revisar los costos, no se puede vender por debajo del 8,9 por ciento del costo de producción.


¿Hay un criterio a la hora de elegir a quién se le vende papel?


–No lo sabemos, sabemos a quiénes nunca le quisieron vender. Son los que reclaman y hacen la demanda al Gobierno. Entre ellos está Crónica o los asociados a Adipra. Recién ahora Crónica accede, pero no con los descuentos de las empresas relacionadas. Acceden a un cupo, pero no son de los favoritos. Y eso es ahora, no antes, cuando estaba Héctor Ricardo García, uno de los pocos junto con Julio Ramos que siempre denunció esto. No nos quieren dar la información porque sería blanquear a quién se le vende y a qué precio. En los balances hay precios promedio y hay que inferir. Reconstruimos la información y nadie discutió que han comprado por debajo de los costos de producción.


¿Qué tipo de ventajas tuvieron siempre los accionistas de Papel Prensa a la hora de comprar?


–Siempre accedieron a descuentos por volumen, por pronto pago e históricamente tuvieron ventajas para pagar el papel. Tenían bonificaciones especiales, se financiaban a más de un año de plazo. Incluso, si las empresas relacionadas importaban papel, les daban una bonificación especial para compensarlo. Por eso no quieren revisar costos y nuestro objetivo es revisar costos. Necesitamos una empresa eficiente. Queremos que las utilidades se reinviertan.


¿En qué condiciones compra hoy Clarín?


–En abril, con la mayoría de los votos de los directores que representamos al Estado, logramos que el precio al que vende Papel Prensa sea igual para todos, en las mismas condiciones a partir de una tonelada, definido en la fábrica de San Pedro. Fue una decisión histórica. En la última asamblea cambiaron el directorio. Siempre hubo diez directores, tres eran del Estado de carácter independiente y ellos sólo tenían dos de carácter independiente que debían abstenerse de deliberar y votar cuando se trataban temas que beneficiaban a los accionistas. Los otros tres pertenecían directamente a Clarín y La Nación. Desde el 3 de junio, en la última asamblea, invirtieron la relación y pasaron a tener cinco “independientes” y dos no independientes, para asegurarse la mayoría de los votos.


Revista Veintitres

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